Riquezas minerales. Yacimiento, Minas.


Un filón, un yacimiento, una mina. Se trata de palabras que evocan la fabulosa epopeya de los buscadores de oro y que, a menudo, son sinónimos de descubrimiento y riqueza.

En este sentido las utilizamos al hablar: de una obra bien documentada decimos que es una “mina” de información, y decimos que alguien ha encontrado un “filón” cuando ha hallado algo de lo que espera sacar gran provecho.

En uno y otro caso usamos las palabras “minas y filón”, por analogía con la explotación de las riquezas minerales. Pero ¿Qué sabemos de las minas? ¿Cómo se formaron los yacimientos?.

Yacimiento

Se llama yacimiento toda concentración natural de una materia mineral fósil en las rocas de las cortezas terrestre. Aunque a veces se encuentran en estado puro, como el oro, los metales suelen estar en el yacimiento formando un compuesto: así, la magnetita es un óxido de hierro, la casiterita es un óxido de estaño, la pirita es un sulfuro de hierro, etc., la explotación de un yacimiento dependerá de la proporción en que esté el metal.

Algunas rocas corrientes pueden ser muy ricas en metales; por ejemplo, la caliza contiene un 40% de calcio. Pero normalmente el metal es muy difícil de extraer la mayoría de los compuestos metálicos que constituyen las rocas son inutilizables como minerales.


Los geólogos distinguen dos clases de yacimientos: primarios y secundarios, un yacimiento primario se haya siempre en el interior de la roca donde se formó. Si esta roca es atacada por la erosión y las agua arrastran sus trozos y lo depositan lejos de allí, ese depósito será un yacimiento secundario, las pepitas de oro suelen encontrarse en un yacimiento secundario. Si la roca que contenía el oro no hubiese sido erosionada, esté no habría aparecido a la vista.

Originariamente, el oro se presenta en forma de estrechos filones escondidos en el interior de grandes masas rocosas (yacimiento primario).

Para extraerlo, hay que dinamitar la roca y, mediante potente máquinas, desmenuzar los bloques hasta convertirlos en grava y arena. Estas finas partículas se colocan en unos largos conductos inclinados por los que se hacen pasar agua. Es la operación del lavado del mineral.




Como, a igual volumen, el oro es diez veces más pesado que la arena, la corriente de agua en el conducto arrastra la arena, mientras que los granitos de oro se depositan en el fondo. De vez en cuando, se interrumpe la corriente de agua para extraer el preciado metal.

Este es también el trabajo que hace la erosión: disgrega el macizo rocoso, y entonces los recursos de agua arrastran la arena río abajo, depositándose las pepitas de oro en ciertos lugares profundos.

Estas masas de aluvión (yacimientos secundarios) en donde se concentran el oro pueden ser diez veces más rica que las roca inicial. Reciben el nombre de placeres.

La explotación de un placer es mucho más ventajosa que la de un yacimiento primario. Evita los trabajos de dinamitados y molicion y puede concentrarse en el lugar en donde están reunidos los granitos de oro. De este modo, moviendo menos mineral se obtiene mayor cantidad de metal.

Los placeres sólo se forman con algunos minerales, como el oro, el platino y el diamante y la casiterita, que son suficientemente inalterables para soportar el arrastre por la corriente. La mayoría de los minerales son demasiados blandos para soportar los choques con las piedras y los granos de arena que arrastran la corriente de agua.




Los metales

En cualquier trozo de roca, analizada con los instrumentos más modernos, encontraríamos todos los elementos que existen en la naturaleza. Unos, como los átomos de silicio, del aluminio y de oxígeno, estarían en cantidades abundantes. Otros serían más escasos como el hierro, el magnesio y el calcio. De otros sólo habría unos pocos átomos: de mercurio, de oro, uranio, etc.

Si en cualquier pedazo de roca existen, diversas proporciones, todos los elementos, teóricamente cualquier roca se podría explotar.

Pero en la práctica, la proporción de metal es tan pequeña que no sería rentable su extracción. Hay que tener en cuenta que sólo es rentable explotar una roca si contiene un metal en proporciones anormalmente elevadas.

Tanto los yacimientos primarios como los secundarios son, pues, el resultado de fenómenos geológicos muy lentos, e incluso excepcionales.

Hablando en general, puede decirse que los yacimientos son tan gigantescos que, al ritmo actual de consumo, hay reservas aseguradas para cientos y aún miles de años. No obstante, algunos muy ricos y fáciles de explotar que ya se han agotado.

Por otro lado, gracias a los nuevos métodos de prospección se descubren a menudo nuevos yacimientos. Sin contar con que las modernas técnicas de extracción y la ayuda de maquinarias especializadas han hecho posible la explotación de yacimientos abandonados.

Además, es posible que algún día, el progreso técnico haga rentable la extracción de metales a partir de cualquier tipo de roca.

La importancia de un mineral, otro puede variar si se descubren nuevos procedimientos metalúrgicos capaces de hacer que un metal pueda emplearse en lugar de otro con evidentes ventajas. En el siglo pasado, el aluminio era un metal raro y precioso.

Hoy, en cambio, el método de la electrólisis ha abaratado mucho su precio; por eso, el aluminio sustituye al hierro cada día en más aplicaciones.

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